17 junio 2005

Quejicas

Llegaba ayer a la escuela donde Nagua hace como que hace algo, y me paré a poco de entrar. La escuela, así vista desde la entrada, era todo un desafío. Al frente unas escaleras, que se dividían en dos al subir. A ambos lados, pasillos que se perdían y puertas. Yo nunca había estado allí, así que la tarea de encontrarla podía ser una epopeya. Sobre todo porque mi información se reducía a saber que allí donde ella estaba, se daba un curso de joyería. Mi scaner visual se detuvo cuando iba por los 150º. Allí había una ventanilla con un tipo en su interior. Sobre la ventanilla un cartel. Información. Bueno. Arreglado. El me dirá donde queda esa clase. Para allá me voy.

-Ni idea.

Así, con aplomo. Sin titubeos. El tipo no tenia ni idea, quedó claro. Me explicó que él no era el que estaba normalmente en información, era el portero.

Eso me hizo pensar en cual era la función asociada a un portero. Informar quedó claro que no. Labores de seguridad, tampoco, porque por allí paseaba un tipo con uniforme y una porra colgando que tenía mucha más pinta de dedicarse a la seguridad que él. Controlar la entrada tampoco me pareció, porque en cuanto me alejé de la ventanilla, se dedicó a ignorar todo suceso que ocurriera a más de 2 metros de él con una intensidad que ya la hubiera querido yo en mis años de árbitro, para dedicar al público.

Dudé si preguntárselo a él mismo, pero temí una mala reacción.

Me pregunté si esa era la impresión que causaba yo cuando, como digo, en mis años mozos, arbitraba fútbol. Yo creo que no. Por lo menos yo prestaba atención cuando alguien se dirigía a mí y me preguntaba algo.

- ¿Cómo se puede ser tan cegato?

Bien, no siempre contestaba, pero al menos ponía interés.

A lo mejor lo que ocurre es que uno no se da cuenta de que el otro hace lo que puede, y simplemente no puede hacer más.

Recuerdo que en un partido de alevines, el balón se fue al cielo. Los diez chavalillos de los dos equipos apelotonados en el lugar donde se ve que caerá. El balón cae, uno le da una patada, y la masa de chiquillos corre detrás de él. Todos menos uno, que se queda en el suelo llorando, mientras se agarra un pie. El padre lanzando desde la banda agradables calificativos hacia mi persona. ¿Qué hacer?.

Da igual. Hagas lo que hagas está mal. Imposible saber que le ha pasado al crío. Seguramente ni él lo sabe. Claro, el partido no era de primera división, así que no había ni jueces de línea ni nada. Yo estaba allí más solo que el voto de mi blog.

Así que paro el juego, para que atiendan al chaval, y luego doy el balón al equipo que lo tenía en ese momento. Miro al público, a ver si están de acuerdo con mi decisión.

-Hijooooodepuuta.

Lo de siempre. Estarán de acuerdo.

Un poco más adelante, en ese mismo partido, un golazo. Yo estaba atento, no hubo fuera de juego. Un gran pase legal y remate. Pero el portero llora en el suelo agarrándose una rodilla. Un instante antes del remate gritaba ‘¡a ese, que está sólo!’, perfectamente sano. Ahora estaba en el suelo, aparentemente retorcido de dolor. Y gol. ¿Qué hacer?.

Así que ahora lo veo todo de otro modo. Eran las 19:30. Quizás el portero tenía en su contrato que acababa a las 17:30. Quizás ni siquiera tendría que estar ahí. Quizás yo no arbitraba mejor porque era materialmente imposible hacerlo. Quizás es que es más fácil criticar al que tiene (o le hacen tener) iniciativa, que colaborar al buen desarrollo de las cosas.

¿A que viene todo esto?. Pues al concurso de blogs de 20minutos.es
Hay que ver como una magnífica iniciativa no cosecha más que críticas, insultos y descalificaciones. Personalmente no me preocupa lo de ganar, del mismo modo que no me preocupa acostarme con Laetitia Casta. Sencillamente es algo que está fuera de mi alcance. Ellos han propuesto un concurso muy bien acogido, una serie de personas lo han reventado con votos falsos. Ellos tratan de arreglarlo, pero siguen siendo vulnerables a votos fraudulentos.

Está claro que no está a su alcance controlar una votación así, pero hacen lo que pueden. Dejémosles en paz.

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1 Comments:

Blogger Javier Cantero said...

(Yoy a hacer como tú, y a poner el comentario en el blog, porque no encuentro tu e-mail. Si quieres, me puedes escribir a gmail, por ejemplo, al usuario jcantero ;-) )

Ya me has dejado con la mosca detrás de la oreja, porque no estoy seguro de quién eres (y me lo has puesto difícil con las pistas). Desde luego esos apuntes no son míos, entre otras cosas porque nadie los hubiera podido leerlos sin sufrir algún mal -físico o psíquico-. Y de hecho, todos terminaron en el contenedor de papel reciclado hace mucho tiempo -lo cual demuestra muchas cosas sobre para lo que servían-.

Le he preguntado a JL (pues con él si me mantengo en contacto) y no recuerda nada de eso (pero es normal, tiene muchas otras cosas en la cabeza), así que deduzco que no los echa mucho en falta...

Venga, dame una pista más, y aunque mi memoria flaquea en exceso, igual hasta consigo saber quien eres. =:-)

8:41 p. m.  

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