19 julio 2006

El hijoputa comedido

El título es robado, lo admito.
Robado de una historia que me dejó leer hace ya muchos años un amigo (jigama, no sé si se pasará aún por aquí), y de robos se trata...

Me han robado.

Algún mal nacido se he metido en mi coche y se ha llevado un bonito lote de productos. De momento, "sólo" he echado en falta esto.

La PDA con su GPS y demas accesorios que tenía
Una maquinilla de afeitar eléctrica con baterias.
Una SD de 512 MB
Un estuche rebosante de CDs
3 pilas AAA en su envase sin abrir

Seguro que se habrá llevado mas cosas, como los cambios que suelo tener en el cenicero, y que ahora no hay nada (puede que no hubiera nada), pero sólo echo a faltar eso.

El hijoputa se lo tomó con calma. No todo estaba en la guantera. El cargador de mechero para la PDA, por ejemplo, lo tuvo que buscar. Y lo encontró. De hecho, creo que debió estar un buen rato trasteando tranquilamente por todos los huecos (y el maletero) porque después, cuando ya ví que me habian robado, y me fijé, habias muchas cosas cambiadas de sitio.

Olé tus huevos, chaval, o lo que seas.
Porque a pesar del robo, le tengo que agradecer la consideración.

Sólo se llevó lo que creyó que podría vender (supongo) y yo no perdí mas que eso: lo que se llevó.

No destrozó nada, no forzó nada. Fué un robo limpio.

No se llevó, por ejemplo, el ViaT del telepeaje, perder eso me hubiera perjudicado mucho, y a él no le sirve para nada. Tampoco se llevó el cargador de CDs del maletero. Lo intentó. Lo sé porque estaba abierto, pero hubiera tenido que romperlo para sacarlo, así que lo dejó ahí. Lo mismo que el radiocasete. Está integrado en el salpicadero y sólo sirve en este coche (o en otro del mismo modelo) así que ahí se quedó.

Ahí se quedaron también una mini-linterna, pequeños objetos personales, como una minuscula medalla de oro, y herramientas valiosas, pero específicas, que tendrían muy poca utilidad en otro vehículo.

Así que gracias, maldito ladrón, porque podrías haberlo hecho mucho peor.

.

16 diciembre 2005

Modos de vivir

Domingo pasado. Circulaba yo pacíficamente por entre los puestos del mercadillo de Valladolid. Hacía mucho que no iba, así que no me acordé de las reglas básicas de supervivencia

Por desgracia, ni siquiera llevaba un MP3 con algún disco de Rammstein que me salvara. Así que cada poco sufría agresiones sonoras tipo

--¡OYE, OYE, A 3 EUROS LAS BRAGAS, A 3 EUROS! ¡APROVECHA!
--¡MIRA, MIRA QUE PIJAMAS! OYE, ¡VAYA PIJAMAS!.

Que parece exageración blogueril, pero no. Decían literalmente eso. Como si te avisaran de un descuido importante, que se te habia desatado un zapato o algo así y te la ibas a pegar.

--¡PARA, PARA, MIRA QUE AJOS, OYE, QUE AJOS!

Estaba ya a punto de sugerir a mi madre, que en cambio, se movía por allí como pez en el agua, una inmediata retirada, cuando vi un puesto de
sábanas. La mujer que las vendía estaba callada, así que me acerqué. Aquí necesito unas sábanas de invierno, y tenían buena pinta aquellas.

--¿Qué valen estas sábanas?
--13 euros, guapo.

El piropo al cliente es algo extendido en los mercadillos. Yo no tenía ni idea de si eso era mucho o poco por unas sábanas, pero tenían un tacto magnífico y eran gruesas y mullidas. Casi como una manta muy fina. Avisé a mi madre.

--Me voy a comprar estas sábanas.
--¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!!!!!!!

¡Joder!. ¡Ni que estuviera cayendo al vacío!.

--¿Qué pasa?. Son buenas ¿no?. ¿Es mucho 13 euros?.
--No compres sábanas, por favor. Tengo el armario lleno de sábanas nuevas mucho mejores que éstas.

Yo había tenido ya amargas experiencias con "cosas nuevas que tengo en casa mejores que.", así que no iba a abandonar tan deprisa

--Pero ¿de 90?. ¿De invierno y autoajustable?.
--De las que quieras, y mucho mejores que esas.

La discusión se prolongó un poco más, pero el mensaje era claro: Me esperaban en casa sábanas a estrenar justo de esa medida y de calidad suprema. Abandoné la lucha. Ya en casa.

--Pero si estas son todas sábanas de arriba.
--¿Que más dará?. Le coso las esquinas en un momento
--Y son mucho más anchas. Yo quiero de 90.

Las diferentes visiones y posibilidades que ncontrábamos mi madre y yo en la tela que teníamos allí delante, también se prolongó algo más, pero la realidad estaba tan clara como estuvo antes el mensaje: No había allí ni un solo par que me pudiera llevar.

El problema era de fondo. El verbo tirar no existe en el vocabulario de mi madre. Y no vas a comprar algo que ya tienes. Aquellas eran unas sábanas que se habían ido acumulando con el transcurrir de generaciones. Sólo había que ver aquellos bordados. Un lujo, una antigüedad, no lo discuto, pero para dormir.

Y esa regla se aplica a todo. Como le gustan los solitarios de cartas, y juega conmigo cuando voy de visita, tiene varias barajas nuevas. Nuevísimas porque sólo usa una. Es una baraja en la que cuesta distinguir el as de oros de la sota de espadas, pero de tirarla ni hablar. Aún no se ha deshecho ninguna carta. Y ¡aún no ha tenido que lavarla!

Además, este fin de semana estaba disgustada. Le habían robado unas zapatillas en el polideportivo. Supone que se las dejó fuera de la taquilla un momento y desaparecieron. Toda una pérdida.

Eran unas zapatillas completamente nuevas hace unos ocho años. Las plantillas se habían desmaterializado hacía tiempo y ahora tenían unos recortes de revistas con forma de pie dentro. Ignoro el estado de lo que en su día fueron las suelas. Una dolorosa pérdida.

En fin, otra forma de vida.

Claro que, yo no puedo quejarme. Gracias a esa forma de vida, he podido yo lanzarme a la aventura de cruzar el muro marrón. Si no, a ver como me meto yo en una hipoteca tipo Tokio, sin ayuda.

.

26 noviembre 2005

Encomiéndome a San Trepa

¿Os imaginais?. Os pegáis una currada tremenda, sacáis adelante un proyecto realmente difícil, y cuando está hecho, aparece un tipo y se lleva todo el mérito. Bueno, sí, tu has ayudado, has puesto de tu parte, pero ha sido EL quien ha hecho lo difícil. Es gracias a EL el éxito.

¿Qué os parece?. Qué opinión os merece el tipo en cuestión.

Bueno, pues algo así llevo yo sufriendo desde que nací.

Admito que el tipo en cuestión que me roba los méritos es un rival muy duro. Es nada menos que DIOS. O alguno de los suyos. Que ya no tiene nada que ver con ser creyente o no, pero a nadie le gusta que le quiten lo que es suyo.

Un ejemplo clarificador. Y ya no era yo tan joven. El exámen teórico del carnet de conducir. Menuda empollada. No he hecho tantos test en toda mi vida. Lo aprobé a la primera. Llego yo todo contento a casa con la noticia, pero que vá. El aprobado es gracias a mi abuela, que me encomendó a no se que santo.

Creo que entonces empecé a darme cuenta del estigma que arrastraba. Mis actos no tienen ningún valor. Mis éxitos no son tales, son de alguno de ellos. Mis fracasos, sí. Eso es culpa mía.

Y la cosa no se limita a momentos decisivos de la vida, como un examen importante o una entrevista de trabajo. ¿Qué pierdes las llaves?. Pues a rezar a San Antonio (por decir alguno) ¿Para que vas a buscarlas por toda la casa? Pero inocente de mí, yo las buscaba. Y cuando aparecieron, escurridas por la rendija entre dos cojines del sofá, a pesar de que yo rebusqué en todos los bolsillos, que yo ya desesperado levante los cojines, de que mis ojos las vieron allí y mi mano las cogió, ¿adivináis quién fue el que de verdad las encontró?

--O sea que si me tiro en la cama mientras tú rezas, en vez de buscar, las llaves hubieran volado hasta mi mano
--No te burles, que tú sin Dios no eres nada
--De momento, soy el que ha encontrado las llaves
--Pero ¿quién te puso la idea en la cabeza?, que miraras ahí…
--Pues me la podía haber puesto media hora antes
--Habérselo pedido.
--¿No se lo estabas pidiendo tu?
--Y por eso las encontraste.
--Porque tu se lo pediste y el me puso la idea en la cabeza, ¿no?
--Claro. Mira como han aparecido…
--No te gustaría la idea que me está poniendo justo ahora…

Me pregunto cómo será la vida con esos pensamientos. ¿Dónde está la motivación, si hagas lo que hagas, lo que importa no es eso, sino haber elegido bien el santo al que rogarle?. Porque hay gremios. Cada santo se ha especializado en algunas cosas. No sé que pasara si metes la pata y le pides al que encuentra las cosas, que se te cure un hijo, por ejemplo.

Es inútil tratar de hacer comprender lo irracional de todo eso. La última vez que lo intenté fui aplastado.

--Me voy a los billares
--Eso. Y el exámen de mañana, ¿que?
--¿Es que no vas a rezar?. Que es el final, es de los más importantes.
--A Dios rogando y con el mazo dando

Acabáramos. Que además de rogar hay que dar el callo. Pero luego lo importante no lo ha hecho el que suda la camiseta y se despelleja las manos, no. El del mazo sólo levanta el pico y lo deja caer, pero el que rompe la piedra no es él. Es su madre, que reza desde el sillón.

Porque esa es otra. De alguna manera el santo tampoco es el único trepa. No se lleva todo el mérito. Una parte se lo lleva el que le rezó. Como si el santo fuera una herramienta. Aquí, menos el que pica la piedra, que ese no hace nada, tienen parte todos los demás.

Claro, cuando ya se me hincharon un día las narices, voy y le digo

--Pues no reces, a ver que pasa.

Pero por alguna razón, esto siempre lo decía con la boca pequeña.

¿Alguien sabe cuál es el santo que concede la ISO 14001…?

25 noviembre 2005

Return

Mis disculpas, apreciados y numerosísimos lectores.

Esto de escribir absorbe, y tras el arranque que supone un blog, me he lanzado a la aventura de escribir algo mas "grande". Y en ello estoy.

No obstante, como los fines de semana dan para poco y veo que el proyecto va para largo, voy a retomar esto donde lo dejé.

De este finde no pasa que vuelva a postear.

De momento, actualizo mis enlaces con lás páginas de gente a la que leo habitualmente.

Y aparte de regresar, estoy considerando postear aquí los capítulos que vaya escribiendo, no lo tengo claro. Las opiniones me servirían para ver si merece la pena seguir con ello o no.

Hasta muy pronto.

19 octubre 2005

Rodad malditos

“Motorista, no hay camino, se hace camino al rodar…”

O algo parecido decía el poeta. El caso es que nos planteamos, dos amigos y yo, una escapada de mototurismo por territorio nacional. El destino final era Córdoba, pero con calma. Disfrutando del camino. Huyendo de autovías y rutas rápidas, y buscando, en cambio, rutas pintorescas y paisajes para contemplar.

La idea era recorrer una parte de la costa norte, y enfilar luego hacia abajo haciendo las paradas necesarias. La cosa pintaba bien.

No contábamos con un indeseado compañero de viaje. La lluvia. Nos acompañó desde la salida y no nos abandonó hasta casi llegar a destino, convirtiendo lo que podía haber sido una experiencia magnífica, en poco menos que un calvario.

La ruta del primer dia de viaje fue esta. (No es exacta, porque viamichelin no permite definir mas de 3 puntos intermedios, pero sirve para hacerse una idea)



Hicimos un alto para comer en un restaurante acogedor llamado “El Horreo”, a pie de carretera, donde presenciamos como el coche del dueño era remodelado a la altura de la puerta trasera derecha, por otro coche que decidió que hundida quedaba mejor. Notificamos tal hecho a su propietario, lo que le valió para que el “escultor” no se fuera de rositas, pero eso no ablandó la cuenta de la comida. Más de 50 eurazos por 3 menús. Al menos nos invitó al chupito. Bueno, y la comida estaba muy buena.

Iban a cerrar. Parece que por alli no pasa mucha gente, y el negocio sólo aguantaba. Lástima. Eran una pareja agradable. Espero que les vaya bien.

Teníamos pensado parar en León, pero considerando que estábamos calados y andábamos justos de tiempo si queríamos dormir en el pueblo de mi familia, pasamos sin detenernos. Atravesamos La Bañeza, y a poco de anochecer llegamos a Uña de Quintana, mi pueblo. Allí pudimos, por fin, secarnos.

Tengo una curiosa foto de 4 calcetines desprendiendo vapor junto a la chimenea. Los botas de I. aguantaron. Las mías y las de J. parecían vasos. Las parrillas que allí nos hicimos con embutidos, panceta y lomo adobado fueron de lo mejor del viaje. Ni por un momento me acordé de mi voluntad de recobrar el cuerpo que una vez fué mio.

Reemprendimos ruta a la mañana siguiente con el plan de dormir en Avila, pero finalmente decidimos acercarnos a Córdoba un poco más y, finalmente, la ruta del dia fue esta



Como digo, íbamos a comer en Ávila, pasar el día conociendo la ciudad, y dormir allí, pero el inseparable chaparrón que no nos dejaba de la mano, decidió concedernos una tregua, y nos pareció más adecuado continuar viaje hasta Toledo, aprovechando que por primera vez podíamos rodar sobre seco, y de paso acortar la ruta del último día, con lo que llegaríamos más descansados para la previsible fiesta cordobesa.

Ávila me pareció muy bonita desde fuera. Una ciudad amurallada que recuerda otras épocas. Una pena que el tiempo no acompañara. Además, por los banderines y aparcamientos cortados, la cuidad debía celebrar alguna fiesta.

En Toledo estaba claro que pasaríamos la noche allí así que nos pusimos a buscar alojamiento nada más llegar. I. tenía la referencia de un albergue. La idea no nos hacía mucha gracia ni a J. ni a mí, pero cuando conocimos el sitio en cuestión, supimos que nos quedaríamos.

El albergue estaba situado dentro de un castillo, al final de una empinada subida. Un marco imponente. El
Castillo de San Servando. Con instalaciones propias de hotel y trato más que agradable. Con desayuno, 13 euros por perilla. Claro que era un albergue y para alojarse teníamos que ser “alberguistas”. J. y yo no lo éramos, pero por 11 euros, la recepcionista nos ordenó alberguitas, y nos dio el consiguiente carnet que lo acreditaba.

Unos minutos después estábamos duchados, cambiados y con ganas de salir, pero Toledo resultó ser esa noche una ciudad …tranquila. Fuimos al bar que nos recomendaron en el albergue y de allí a otro que nos recomendaron en el primero. En ambos, junto con la camarera sumábamos 4 (vamos que estábamos solos). Finalmente encontramos algo parecido a ambiente nocturno en un lugar que era una especie de iglesia reconvertida en pub. La verdad es que me daba un poco de mal rollo estar allí de juerga. Seguro que en otro tiempo aquel fue un lugar de culto, y ver ahora los focos girando y la gente bebiendo me daba… no sé, algo no me terminaba de gustar.

Al día siguiente, con luz solar, hicimos otra visita a la ciudad. Toledo, al menos la parte que conocimos, son cuestas y calles estrechas por las que un coche debe pasar despacio para no rozar espejos. Y murallas. En cierto sentido me recordaba a Ávila y a Cáceres. No nos queríamos entretener mucho y enseguida abordamos la última etapa de nuestro viaje:



Esta vez, sin más paradas de las necesarias para repostar, cuerpo y máquina.

Por el camino, cruzamos en ocasiones embalses casi secos, a pesar de la lluvia caida, en los que se veía con claridad los distintos tonos de color que marcaban el nivel que alcanzó el agua en algún momento, y presentanban ahora un aspecto poético de tierra roja. Un bello paisaje, pero nos recordaban la fuerte sequía que sufre esta zona desde hace un tiempo.

Y al fin, Córdoba. En la última parada-café, coincidimos con otros dos moteros que iban al mismo sitio que nosotros, y nos dieron las indicaciones precisas para llegar sin problemas. Luego nos los encontraríamos allí. De momento, rodaban más lento que nosotros, y nos separamos.

Hasta aquí, el viaje propiamente dicho. La estancia en Córdoba, que servía de excusa para este viaje, así como el desarrollo de los diferentes actos y espectáculos organizados por la gente de Mas Gas, y las visitas a distintos lugares y edificios emblemáticos de la ciudad, son otra historia.

El domingo 16 de octubre, con más sueño que otra cosa, iniciamos el regreso. Esta vez sin paisajes ni fotos. Autovía y buen ritmo. Siempre es un placer moverse a lomos de nuestras máquinas, pero 10 horas de viaje, aunque esta vez con buen tiempo, hacen que acabe cuadrado el culo mas pintado

23 septiembre 2005

Informe de estado

El coronel Fibrosus Sportif, comandante en jefe de las fuerzas asignadas para la misión “Cuerpo renacido”, de máxima prioridad, no presenta un semblante risueño. Los demás jefes presentes, bajo sus órdenes directas, esperan temerosos.

--Sudor nivel 3 al estirar la alfombrilla y colocarla bien bajo el asiento del coche. Nivel 2 y sensación de agotamiento al subir dos pisos por las escaleras con la compra del súper. Dos kilos ganados desde la última reunión. ¿Qué está ocurriendo, caballeros?

Uno de las más jóvenes se adelantó.

--El enemigo recibe refuerzos, señor. Numerosas Chuletas y bocatas de chorizo han sido vistos llegando al estómago. Destacamentos de frutos secos y patatas fritas los escoltaban. Eran muchos, señor.

Era el agente infiltrado en el aparato digestivo. Las vacaciones, claro. Eso estaba previsto, pero aún así, era demasiado. Miró inquisitivamente al responsable del aparato locomotor.

--La reincorporación a la natación ha sufrido un importante retraso, señor -- dijo—La piscina de Anoeta está con obras y no abrirá hasta Octubre. No podemos hacer nada.

--¿Qué hay de las Actividades Esporádicas?

--Suprimidas, señor. La itv, la renovación del contrato de alquiler, el aprendizaje de la PDA, Nagua, las …

--Está bien, capitán. ¿Estado?

--Hemos perdido terreno en la zona abdominal, nuestras tímidas incursiones en la región lumbar han sido aplastadas. Glúteos y abductores severamente contaminados. Nos batimos en retirada, señor.

El comandante permaneció pensativo. Finalmente levanto la vista hacia sus subordinados y los envió de regreso a sus puestos con amabilidad.

No, sus hombres lo estaban haciendo bien. El problema estaba en otra parte. Tras una breve reflexión, escribió unas pocas cartas, y las metió en sobres. Abandonó la sala de juntas y caminó con paso decidido al piso superior. Atravesó un largo pasillo y se paró ante la puerta dorada. Sobre ella, un cartel rezaba “Consejo Directivo”. Pasó sin llamar.

--Adelante. Pase, por favor-- ironizó Ánimo.

El comandante observó la decadencia reinante en aquel lugar. La falta de orden, de disciplina, era evidente. Contrastaba visiblemente con su pulcro y ordenado despacho.

--Estoy dentro, gracias. Y ya que todos estáis aquí -- Enfatizó la frase, dando a entender que no estaban donde deberían estar, haciendo su trabajo—aprovecharé para hacer una reunión de urgencia. Ahora.

--Cálmese, Fibrosus. Ya ha convocado la reunión. Le avisaremos cuando estemos listos -- dijo alguien a su derecha. Fibrosus se sintió enrojecer de ira.

--Yo decidiré cuando estáis listos. Os recuerdo que desde Mayo el organismo se encuentra en estado de excepción, y tengo autoridad absoluta. Queda anulada la reunión. Os daré las instrucciones en este mismo momento.

Los presentes le miraron con sorpresa. Todo el consejo estaba fuera de la cadena de mando militar, pero en estado de excepción, un comandante en misión especial podía tomar medidas extraordinarias. Técnicamente, podía darles órdenes. Sportif siguió hablando

-- Mis hombres combaten valientemente, pero el enemigo está ganando terreno. Esto tiene que terminar. Aquí están vuestras instrucciones inmediatas para los próximos días. Quiero un informe sobre mi mesa cada semana.

Todos se miraron. El comandante repartía sobres cerrados. Cuando se le acabaron cruzó los brazos y sin mirar a nadie en concreto, voceó.

--¡En marcha!

Sportif observó los lentos movimientos de Conciencia dirigiéndose a la salida, y cómo Voluntad se desperezaba en su asiento antes de levantarse, estirándose largamente. Ninguno había abierto aún su sobre.

¡Oh, Dios mio!, pensó el comandante.

Apetito y Pereza no habían recibido sobres. El comandante los miró con fiereza.

--Con vosotros quiero tener una charla especial…

.

17 septiembre 2005

Yo no soy tonto, sólo algo gilipollas

El tema funciona así. Se trata de que vayas a su establecimiento a comprar. Para lograrlo, insinúan que eres un poco tonto.

Una vez dentro, el objetivo es que compres. Para eso, te insultan ya abiertamente.

Parece razonable. Oye, hay que probar cosas nuevas.

Yo buscaba una PDA. Me había informado bien, ya la tenía elegida. Sólo faltaba ir a comprarla en algún sitio con buenos precios. Me acerqué.

Para entrar había cola. Impresionante. Ahí debían de regalar las cosas. Bien, tenía tiempo. Una PDA, con su tarjeta SD, y demás accesorios que pensaba comprar, es una pasta. Vale la pena hacer un poco de cola.

Por fin entro, y consigo nadar entre la gente hasta la sección informática. Localizo la PDA. Miro la pegatina del precio. Pone: “Tu eres gilipollas. Demuéstralo y compra”

Joder, casi 100 euros mas caro que en la tienda de siempre. ¡No puede ser!.

Más extrañado que otra cosa, miro los precios de otras PDAs que también consideré como posible elección:

“Gilipollas profundo” …“Agilipollado perdido” …“Imbecil integral” …

No salía de mi asombro. Todas estaban más caras que donde solía comprar habitualmente. Algunas etiquetas de unos productos muy concretos, tenían un precio, pero la mayoría tenían insultos.

Lo mismo me pasó con las tarjetas de memoria. Cada vez que miraba un precio era insultado.

Cabría pensar que la gente estaría allí indignada, pero no. En lugar del apelotonamiento de gente largándose que esperaba encontrar, me encontré ese apelotonamiento en las cajas. La gente estaba comprando. Mordían el anzuelo. ¡Y de qué modo!. Salían de allí con sus bolsas rojas “soy gilipollas, soy gilipollas”

Decidí escapar.

Escaleras abajo me crucé con otra gente que hacía cola para entrar. Muchos tenían en la mano el folleto ese con las “gangas” y lo comentaban entre ellos.

Yo, mirando esa cola, y a mucha otra gente que entraba y salía del centro comercial, sólo oía “beeeeeeee, beeeeeeee”

A la salida me topé con el cartel anunciador del sitio en cuestión. “Nos despelotamos”, ponía. No hace mucho, ese mismo cartel estaba escrito “Nos bajamos los pantalones”. Y aparecían unos tíos, que se supone son los de la tienda, con los pantalones bajados. Miedo me da lo que estarían pensando hacerme.

Pero como a todo hay que buscarle su parte buena, esto ha sido para mí una experiencia didáctica. Si quiero vender algo, ya sé lo que tengo que hacer.

--A ver, usted, mamón de mierda, venga a ver este piso.

--No está mal, no esta mal. ¿Cuánto cuesta?

--¡Payaso!. ¡Subnormal!.

--Ufff. Muy caro. No puedo, que va.

--¿Lo vas a comprar ya o tengo que llamarte bastardo?

--En fin. Vale, me lo quedo.

La cosa es que ésta última escena me suena. He sentido como un deja vu de esos al escribirlo…

.